Inspiración con aromas de vino tinto
Vino mexicano Tolochos, Zinfandel, Petit Sirah y Cabernet Sauvignon
El matrimonio formado por Alina y Thorsten Schocke acompañados de Ada Stiker, Directora del Club de Stilo -un club que organiza originales y deliciosas experiencias gastronómicas- fueron anfitriones de familia y amigos con motivo de la celebración de una añada más de los vinos de la bodega “La Resistance”, sueño y realidad de la pareja Schocke.
El ambiente relajado del patio del restaurante Titania se llenó de sonrisas, música de jazz y deliciosos canapés preparados para la ocasión por el chef Omar Valderrama quién dejó entrever en cada tiempo una fuerte influencia del País Vasco en dónde pasó una buena temporada y que fueron exquisitamente acompañados de los estupendos vinos Tolochos y Flying Wine.
Hace algunos años, tuve el privilegio de conocer a Thorsten en una cata-presentación de su primer vino: Caricia, un concentrado zinfandel que fue el trabajo de graduación de Thorsten de “La Escuelita” en Ensenada. La trayectoria de Thorsten da inicio años antes, en la escuela de vino de la Universidad del Tepeyac y poco después de concluir su programa de sommelier se muda a Ensenada y se mete de lleno en la producción de vinos al lado del reconocido enólogo Hugo D’Acosta.
Con sus ahorros y un gran espíritu emprendedor se une a los trabajos de vinificación para La Borde Vieille en Corbières en el Languedo-Roussillon al sur de Francia. Los costos de vivir en Francia y la inversión en la producción de sus propios vinos, plantearon retos importantes para Alina y Thorsten. La producción del vino era una parte, la importación y comercialización en México fueron etapas que también requirieron recursos y esfuerzo, como ocurre con cualquier etiqueta que llega a nuestro país, un mercado altamente competitivo en el segmento de vino mexicano y por supuesto en dura competencia con el vino importado.
"El vino es un ser vivo, que como cualquier otro, es cambiante día con día y no se puede explicar en un momento preciso del tiempo, sin antes entender su pasado, presente y posible futuro" -Thorsten Schocke
De esos momentos difíciles y de la fuerza para perseverar trata la imagen de la bodega La Resistance. Un árbol que se estremece con la fuerza del viento y cuando parece que todo se ha ido, una sola hoja se aferra al árbol. “Esa hoja, somos nosotros y nuestro sueño” explica Thor a un grupo de amigos que nos hemos juntado alrededor del winemaker.
Años después de ese primer encuentro, los vinos reflejan esa madurez que los productores de vino van adquiriendo vendimia tras vendimia. Vinos con mayor carácter aromático, complejidad y redondez en paladar. La Resistance produce el vino Tolochos, nombrado así por los sobrinos de la familia, Flying Wine -también inspirado en los jóvenes miembros de la familia-, un vino cuya mezcla va cambiando cada año y dónde Thorsten ensaya y propone. Y por supuesto La Resistance que se vinifica en Francia.
Ada Stiker, Thorsten y Alina Schocke
Montaditos en el restaurante Titania
La pasión de Thorsten por el vino es imposible de ocultar, “Dedicarse al vino es una profesión muy noble que involucra una gran pasión y sobre todo mucha alegría, convivencia y el pretexto ideal para llegar a las partes más sensibles de los seres humanos. Abre puertas a mundos totalmente nuevos y diferentes” me explica Thorsten con una gran sonrisa en el rostro.
“El vino es un ser vivo, que como cualquier otro, es cambiante día con día y no se puede explicar en un momento preciso del tiempo, sin antes entender su pasado, presente y posible futuro” continúa describiendo el joven winemaker, “lo más emocionante del vino empieza desde el momento en que te comienza a susurrar como va ser, hasta que con el paso del tiempo aprendes a conocerlo, a descubrir su personalidad y sobre todo a escucharlo. Recuerdo una ocasión estando en Francia, en la que un vino interactuó conmigo, envolviéndome en sus aromas. Desde ese momento logré una conexión especial con ese vino, descubriendo algo nuevo cada vez que me acercaba a él”.
Imágen de la bodega La Resistance.
(Foto cortesía de D.O. Urbanos)
“De Hugo, su filosofía y manera de apasionarse a la vida. Las tradiciones y una forma clásica de hacer vino, sin olvidarse de lo más importante que es el terruño y todo lo que lo rodea. De Thomas, su forma incansable de trabajar, sus conocimientos y su organización; pero sobre todo, ese carácter europeo de hacer vinos” responde Thorsten, “de Daniel, su sencillez, apoyo incondicional y sobre todo el trabajo en equipo. Siempre es una mano amiga que esta para apoyar cualquier situación. Siempre agradeceré su paciencia y todo el conocimiento y experiencia que ha compartido conmigo para aprender más sobre los ensambles de vinos” complementa Schocke.
Seguimos disfrutando de la música, de las viandas y del vino a la vez que la charla sigue su curso sobre el futuro del vino mexicano y los retos que enfrenta en la actualidad. “Los retos son promover el consumo de vino de una manera más cotidiana y casual, arriesgarnos a probar vino con cualquier tipo de comida, por ejemplo hace algunas semanas probé uno de mis vinos con ‘tlayudas’ y aunque no lo crean fue una armonía perfecta” comenta y amplía Thorsten, “necesitamos la creación de un frente común en el país que apoye a los productores mexicanos para poder competir con bodegas de otros países”.
Sobre temas importantes en Baja California, una vez más el tema de la disponibilidad de agua y la vocación agrícola de la región son mencionados: “En Baja California, en dónde se concentra la producción de la mayoría de vinos mexicanos, falta crear una infraestructura de abastecimiento de agua para los viñedos y para el mantenimiento de valles”.
Es evidente que ha habido una evolución y mayor destreza en el proceso de vinificación, le pregunto a Thorsten sobre sus propios retos y responde con su característica sonrisa: “En lo personal, uno de mis retos es lograr mantener una identidad en mis vinos que refleje el terruño de Baja California”.
El sol se oculta y la tarde se refresca, es momento de despedirse de los anfitriones Alina y Thorsten. Agradecemos la invitación y nos despedimos de Ada Stiker y quedamos con el chef Omar de regresar a Titania para disfrutar a plenitud de su cocina.
Poco después rumbo a casa, queda en la memoria la imagen de Alina y Thorsten, la de su mirada con la satisfacción de haber logrado sus metas después de recorrer un camino de duro trabajo, sin perder de vista los objetivos a futuro. La historia de esta pareja, es una historia inspiradora de amor, trabajo, fe en sus sueños y una verdadera pasión por el vino. Quizá sean éstos los ingredientes para hacer los sueños realidad.
No te pierdas la galería de fotos del evento en Facebook
¡Salud!
Dr. Salsa
Sígueme en twitter: @drsalsamx
Otras notas relacionadas:
La Resistance, vino francés con mucho espíritu mexicano
Charla con Hugo D'Acosta y sus vinos Franco-mexicanos
Adobe Guadalupe, una bodega con ángel
10 vinos mexicanos para celebrar las Fiestas de la Vendimia
Mare, vino mexicano complejo de Viñas Pijoan
Comentarios
Publicar un comentario
¡Hola!,¡Gracias por tus comentarios!